miércoles, 17 de diciembre de 2008

Si, si, en televisión también hay crisis


La crisis está de moda. Ocupa nuestros espacios audiovisuales, nuestras conversaciones y nuestros temores. Como fuente al parecer inagotable de noticias es también una excusa para crearlas o, al menos, para enfocarlas. Yo no voy a ser la excepción; en televisión también hay crisis. No, no, no me refiero a esa de las ideas en la que todos vosotros, amada legión de lectores, seguramente estáis pensando, sino a la real, la que nos afecta como trabajadores. Precariedad e inestabilidad son las dos caras de la moneda que se está imponiendo en nuestro mercado laboral. Lo realmente descorazonador es que los que no sufren esta situación viven con la inquietud de que pueden ser los siguientes. Esta crisis nuestra no es circunstancial, ni tiene un año de vida, es estructural y dura ya unos cuantos años. Lo es porque no se apuesta por el talento, ni por el valor del esfuerzo, ni por el estilo propio, porque los profesionales, que a fin de cuentas somos los que parimos, somos un apéndice más en los grandes presupuestos de los Medios. Desde luego, el gremio de reporteros y cámaras, técnicos tv en general, hace tiempo que navega hacia el abismo. Con televisiones y productoras ofreciendo sueldos por debajo incluso de los mil euros, esta profesión dejará de serlo para convertirse en una labor para becarios. Cuando el profesional podría dar más de sí es cuando está planteándose dejarlo, o porque no consigue alcanzar un salario digno después de años de sacrificio, o porque siente la amenaza de ser sustituido por esas empresillas que contratan chavales por la mitad.

Aparte de una putada, ¿sabéis lo que me parece? Una estupidez. Desde las TVs se está atacando a la fuente de su propia materia prima, que es la imagen. La televisión es un estúpido gigante con pies de barro, empeñado en cruzar ríos descalzo. Desprecia su propio negocio porque desprecia a los que lo elaboran. Un rasgo básico de cualquier profesional (autónomo o laboral) es tener una tarifa o un precio. Coger lo que sea que te den, te convierte en un aprendiz que no sabe lo que vale su trabajo. Si el primer escalón de esta cadena de producción no es profesional, de ningún modo y a pesar de los escalones posteriores, el resultado lo será.

Tal vez estoy equivocado y no alcanzo a desentrañar sutiles estrategias empresariales propias de los altos cargos. Quizá no deba ser pesimista, quizá la apuesta de estos señores sea la "TV interactiva total": hecha por los propios consumidores; como el YouTube, vamos. Entonces gritemos todos "¡BRAVO!". Ya nos buscaremos todos otros trabajos, incluidos los superbienpagados y estériles directivos. ¡Qué sea la gente, limpia de intereses que no sean los de su propia información y entretenimiento, la que haga la TV con sus móviles y videocámaras! Seguro que ganamos en creatividad y veracidad.

PD: Esta entrada ha sido inspirada por la delicada situación de mis compañeros de la delegación de Castilla La Mancha TV, que después de años pueden quedarse en la calle. ¡Animo a ellos y a todos los que estén igual!