martes, 11 de junio de 2013

Hacia el periodismo ciudadano

"En el principio fue la luz..."
Y después, ¡todos comentaron lo bien que quedaba!

Es inútil documentarse sobre cuando comienza la tradición oral, pues es connatural al hombre. El ser humano se hace tal cuando comienza a hablar, no a comunicarse, que eso también lo hacen los animales, sino a contarse cosas. Con la transmisión del conocimiento, surge la cultura. Y la cultura, por encima de todo, es lo que hace progresar al hombre.
Hoy día asumimos que un niño pequeño utilizaría una rueda -si la tuviera a mano- para arrastrar una carga o que un bidón se traslada mejor haciéndolo rodar. Hoy ponemos ruedas hasta en las sillas, pero no siempre existieron. Algún mesopotámico por el V milenio a.C. vio un tronco rodando e imaginó la rueda. Luego, los éxitos se copian y extienden rapidamente. Pero, ¿hasta ese momento? Sencillos problemas requerían de un gran esfuerzo.


De igual modo, aunque mucho más adelante en el desarrollo social humano, puede decirse de los Medios de Comunicación. Pueden citarse distintos casos pero parece que el primer noticiero impreso surge en Alemania en 1457 (17 años después de la Imprenta), el "Nuremberg Zeitung" y después, por Europa, circularon diversas ediciones de una hoja titulada "Descubrimiento del Nuevo Mundo por Colón"; pero sin periodicidad establecida y sólo a propósito de sucesos concretos. Bien es cierto que mucho antes, en el siglo I, Julio César publicaba en el Foro el "Acta Diurna" con ordenanzas y asuntos de interés público. Los comienzos son difíciles de establecer porque es una necesidad, la de conocer lo que pasa a nuestro alrededor, intrínsecamente humana. La tradición oral busca perdurar con fiabilidad y pasa a ser escrita. Cuánto más grande va haciéndose el mundo, más crece la necesidad y el ámbito que debe cubrir esa información.


Hoy, en el siglo XXI, la criatura ha crecido tanto que se ha convertido en un monstruo difícil de parar. La Información se ha convertido en un producto mercantil y eso genera un RUIDO por exceso; las máquinas no pueden parar. Tenemos un exceso de información, un tumulto de puntos de vista y una "cháchara" de informaciones anodinas que enturbian lo que podría ser verdaderamente necesario. Y todo esto sin querer entrar en el poder que entraña la gestión de la información y su consiguiente manipulación.
A mi modo de ver , estamos en plena catarsis, vivimos un cambio de ciclo en general. A todo lo anterior, hay que añadir dos factores más: la especialización de una sociedad hipertecnológica y las redes sociales. Triunfan los canales y emisoras temáticos y las plataformas de información especializada; el papel ha muerto. Y la inocencia también. El criterio y prestigio de los Medios tradicionales está más en entredicho que nunca. "¡Televisión, manipulación!" es una consigna trasnochada porque ya la mayoría lo asume como una evidencia que no precisa denuncia. Las alcantarillas están llenas de mierda y el agua tiene que salir por algún sitio. Cada movimiento, cada agrupación activos socialmente dedican una parte de su esfuerzo a informar de lo que hacen y evitan ser caracterizados interesadamente por terceros. Cada uno de nosotros podemos informar de lo que hacemos y pensamos y ponerlo en común con casi todo el planeta de manera inmediata. Si esto no es una revolución... La revolución del periodismo ciudadano, que conlleva una autogestión civil. La sociedad madura y empieza a ver a las élites como obstáculos en el desarrollo social humano.














Es un camino largo y costoso pero creo que inevitable. Seguiré escuchando a amigos y desconocidos lo que vean y sientan, mientras los grandes popes de la Comunicación languidecen ante auditorios vacíos.

lunes, 3 de junio de 2013

Los dos lados del Cristal


Vivo pegado a una realidad consensuada.
El cristal proyecta vuestras evoluciones y es un mundo más cálido de lo que podáis creer.
Aquí el tiempo se descompone en unidades ínfimas, pierdo su cuenta...

Recupero un poco la conciencia y me froto los ojos,
tengo la zumbante sensación de haber estado aquí siempre...
Cambio de posición y el mundo se dispara en múltiples escenas.
Veo infinitos rostros al lento compás de pesadas vidas,
pero a pesar de vuestra sonora actividad, sólo sois reflejos, sombras.

Observo nuevos mundos para vuestras ignotas alternativas,
pero dáis de lado sus turbulentas entradas.
Mi mundo es este cristal hipnótico y el vuestro es ilusión.

Las mil caras del otro lado del cristal aturden y asombran,
pero son una frontera insalvable.
Cada átomo de la realidad que me sirve de suelo, tiene pequeñas cargas y altera su idéntico colindante.
Asi pues, ¿cuál es origen y cuál copia?
                                                                          




Tras otros cristales hay otros mundos pero mi vida transcurre sobre éste.
El transcurrir se desgaja en un prisma infinito que no descompone nada,
sino al contrario, forma lo informe.

El cristal programa siempre y me retiene con renders infinitos.
Debió surgir la vida de la multiplicidad, pues advierto una agitación proteínica en esta cadena interminable de perspectivas y aunque no lleguemos a entendernos nunca, aprendemos mutuamente.
Golpear de nuevo el cristal es una costumbre utópica