Aparte de ocuparme en otros asuntos, espero que más fructíferos, este trabajo me inspira tan poco que no encuentro motivación alguna para habitar esta isla desierta. Ni siquiera me calma la purga de la crítica... Ni es un mal día, ni la depresión, ¡ni siquiera la crisis!. Es una nube negra que crece sobre mi cabeza, se va espesando y restando luz al camino que piso; no corre el aire y un silencio irreal paraliza los musculos... ¿Puede ser el aburrimiento? Con toda certeza este me corroe por dentro pero tampoco es la causa de esta "suspensión temporal de la realidad"... Es... una especie de vacío, una ausencia propia, una disolución. No discuto, no propongo y no decido. "¡Cómo tantos otros!", dirán muchos. Pues tampoco me preguntan, porque las preguntas retóricas que suavizan una forma de decirte lo que tienes que hacer normalmente son más hirientes.
Me retroalimento y me consumo yo mismo. Es puro y simple aburrimiento. Por lo tanto, debería pegarle una vuelta de tuerca a este teatro. Cuando lo decida puede que me hayan cerrado el puesto por falta de actividad. Lo siento por... ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Seguramente no importa.