Prefiero ser tábano que mariposa, no se me da bien la belleza. Negro y amenazante, zumbando sobre las cabezas y anunciando vuestro dolor. Sólo un pinchazo, que erize la piel y dispare las pulsaciones. Sueño aún.
Mi propio ADN gira en torno a mí y me forma de nuevo. Es una segunda juventud criminal y sádica, que arrancó la piel del gusano. Revitaliza cuerpo y alma como un producto milagro, bálsamo de Fierabrás de mi propia cosecha, nacido de mis entrañas y madurado al sol de mi mirada. Otra piel de juventud que dejo en mi camino. ¿Son muchos errores o nunca estaré contento?
El calor aumenta y las fibras se estrechan. La casa, mi refugio, se me queda pequeña. Oigo voces fuera y sombras que se agitan. La vida no está aquí, ¡esto es un escondrijo! Cada movimiento me acerca al borde exterior como un astronauta de la conciencia y asumo mi capacidad de errar infinitamente. Algunos hilos se me desmenuzan entre las manos y una sutil brisa fria me espabila. El esforzado gusano tiene ganas de saltar...