Como Jeckill y Hyde, dos personajes pueblan esta isla. Un relato desdoblado para contener lo real y lo onírico. El reportero ácido, que harto de escarbar en busca de la objetividad, cayó en una perplejidad tan profunda, que parió un personaje en los límites de la realidad. Un pequeño insecto que zumba en un caos interior. Adelante.
lunes, 27 de octubre de 2008
El Mundo a través del visor
Ayer estuve en el fútbol. El encuentro enfrentaba al Real Madrid y Athletic de Bilbao. Yo, desde el césped, tras los paneles de publicidad, tenía que captar otra perspectiva distinta, más subjetiva del encuentro. ¡Vano intento! A lo más que puedes llegar es a recolectar un catálogo de gestos y reacciones del equipo que te interesa, de ahí la subjetividad , pero si te dicen que sigas el balón, éste manda. Es una regla de oro de las retransmisiones deportivas que la pelota no debe salir del cuadro; el " fuera de campo " no es un recurso en TV. Podríamos decir que es el balón el verdadero y último narrador del programa. Esta premisa se hace mucho más evidente cuando eres tú el que graba o encuadra. La pelota se convierte entonces en esa partícula elemental y ansiada que armoniza las leyes físicas del " juego retransmitido ". Es necesario recordar que no es lo mismo un partido de fútbol que la retransmisión del mismo. Fijas tu mirada, tu atención en ese recorte de la realidad que es el visor y vas generando un lienzo dónde el pincel es el balón. A los diez minutos te abstraes de la realidad para vivir una alternativa, fruto del punto de vista y de la selección del tiempo y de las acciones. Esta experiencia derriba el axioma, afortunadamente siempre en cuestión en nuestra sociedad post-postmoderna, de que la TV muestra la realidad. No. La televisión, como el Cine o cualquier otra forma de expresión, crea una realidad distinta a la de cada uno de nosotros. Grabar el partido a pie de césped y volver a tu casa para ver el resumen y así enterarte de lo que ha pasado es mucho más definitivo que la manzana de Newton.
1 comentario:
Si además se tiene en cuenta que cuando grabamos a pie de césped, no contamos con el material adecuado, hacerlo bien se convierte en una habilidad que muy pocos pueden desarrollar.
Tienes razón con la absoluta falta de objetividad. El hecho de retratar tan sólo la porción de realidad que encuadra la cámara, supone la exención de todo lo que queda fuera del plano. Lo que dices es un buen elemento para pensar qué tanto por ciento de tergiversación tiene una imagen desde el mismo momento de ser tomada.
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