miércoles, 31 de enero de 2007

La FITUR de las vanidades

Acudir a FITUR (Feria internacional de turismo de Madrid) para nosotros, los reporteros gráficos, es sinónimo de cansancio y prisa. 88.000 m2 de superficie repleta de motivos estéticos creados para captar tu atención, asustan. Lo fácil es, que allá dónde dirijas tu objetivo, siempre tendrás algo que grabar; lo difícil, elegir bien. Cada parada para grabar supone sacar el trípode, hacer un balance de blancos, cargar con ello de aquí para allá en busca de planos diversos..., etc. Aquí es fundamental la ayuda del compañero redactor, ya que si él tiene claro lo que quiere decir, el tiempo y los paseos se reducen considerablemente. Aún así, FITUR ocupa diez pabellones, la totalidad del IFEMA; hay que recorrer unos cuántos de ellos (todos es imposible) y volver con el material a tiempo para montar y que entre en el informativo. La síntesis es básica en el trabajo periodístico y aparte de la que realiza el cámara al grabar, otra fundamental es la que ha de realizar el redactor sobre el "bruto" de grabación. Las piezas de cualquier informativo no suelen rebasar los dos minutos de duración; de FITUR es muy fácil volver con dos cintas completas, es decir, una hora de material "bruto".
Hoy, claro, ha sido inaugurada por los Reyes, con el consiguiente y desesperante caos de tráfico. Bastante tiempo antes ya es imposible parar en las puertas principales. La Sur, que es la principal realmente, la de las banderas, la cierran por seguridad y los 150.000 participantes (entre profesionales, periodistas y expositores) tienen que dar toda la vuelta hasta la entrada del otro extremo. Así que uno siempre llega de mal humor a este despliegue de color y fantasía en económicos -o no- paquetes turísticos. Preguntadles a los taxistas.
Afortunadamente, a los Reyes ni los he visto, y no por ser republicano, sino porque íbamos a hacer una pieza de color y la inauguración real la cogemos de agencia. Si FITUR es un marrón, cualquier trabajo con Casa Real, lo es doble; no hay seguridad comparable a esa.
El primer comentario que me ha sugerido la visita a FITUR es la aparentemente injustificada cantidad de gente, de las miles de instituciones de gobierno que hay en nuestro país, que se desplazan a tal evento. El Estado es, aparentemente, el menos derrochador, pero, gobiernos autonómicos, diputaciones, patronatos, ayuntamientos y confederaciones (seguro que me dejo algo) quieren todos su stand. Seguramente mi ignorancia no me permite atisbar qué demonios hacen todas esas personas que, en número igual o superior a los funcionarios que lógicamente han de estar, pueblan con gesto alegre los diversos stands. ¡Mi mala leche me dice que van a comer pinchos! Además, hoy en día, cualquier alcalde, consejero o presidente de diputación, se hace acompañar de la televisión local de turno, periodistas y... ¿asesores?, que ensalcen su figura. Por citar un caso, el ayuntamiento de Madrid, hace promoción de su canal de televisión, que no sé qué tiene que ver con el turismo. Es un auténtico alarde de medios económicos y técnicos; un derroche. Los nacionalistas se escandalizarán al oír esto, pero el Estado debería auditar todos estos gastos.
En un tono mucho más serio, me gustaría hacer notar que echo en falta a chicos y chicas más guapos y encantadores atendiendo en los stands, aunque la belleza te sale al paso en cualquier pasillo.
Más tarde, nos hemos acercado al hospital Doce de Octubre a dar testimonio del peregrinaje de un grupo de escritores abertzales, conocidos en su angosto círculo familiar, al martirio de Iñaki De Juana Chaos. Los que nunca quieren hablar, han venido a decirnos, a propósito de esta visita, que la sociedad que permite lo de De Juana está enferma y tiene un problema de falta de democracia. En fin, que no sólo es el Estado el opresor, también lo es la sociedad (española, no vasca, por cierto) Estos amantes de la palabra lo que no parece que consideren un problema es el terrorismo; ¡ellos sabrán!
Muchas gracias.

jueves, 25 de enero de 2007

Desde Alkorkón hasta el Hotel Ritz

El lunes por la mañana nos acercamos hasta Alcorcón para disfrutar de la lluvia y a la caza de las hordas nazi-xenófobas madrileñas, que ya era hora de que aparecieran... En la emisora de televisión para la que trabajo se da pie a estos excesos, como en otras se favorecen otros, ni más ni menos.
Al llegar, el recibimiento de la gente es desconfiado y algo agresivo. Hace tiempo que llevar una cámara o un micro te hace blanco de los insultos de la gente. Deberán tomar nota de esta desconfianza los directores de las emisoras de radio y televisión, si bajaran a la calle lo tendrían mucho más claro. Sin juzgar los incidentes (toda violencia siempre es perjudicial), creo que el problema comienza con el método de trabajo que se utiliza, sobre todo en televisión. Casi todas las noticias se solucionan en menos de dos horas y casi siempre en el mismo día. Hay una espeluznante falta de rigor en la recogida de información. Una buena noticia de televisión se resuelve con unas "buenas" imágenes, es decir, violentas, espectaculares, etc y unos "cortes" igualmente vehementes (declaraciones breves). El periodismo de investigación no creo que exista, y mucho menos en televisión. Cada vez que se destapa un escándalo alguien cobra. La información se filtra habitualmente para utilizarla en contra de algo o alguien, para ganar tiempo, para anticipar reacciones... La realidad o la verdad es casi siempre poliédrica y múltiple en matices; la objetividad supone un conflicto de intereses. Se parte de ideas preconcebidas y prejuicios. Cuando llegamos a los "puntos calientes" informativos, la noticia ya está diseñada y estructurada en la cabeza del periodista, se utiliza lo coherente y se desecha lo incongruente. Se construye la noticia para deconstruir la realidad. Se buscan ávidamente los "cortes" de jóvenes participantes en las trifulcas de Alcorcón para luego tratarlos como descerebrados. El periodismo parece querer ser, cada vez más, una profesión ilustrada.
Creo que Internet puede ser la solución a esta tiranía de la opinión pública. Lo que hago yo y otros muchos también puede llamarse periodismo o información y lo hago desde la más absoluta libertad, porque mis prejuicios no están al servicio de nadie.
El periodismo forma parte indisoluble de la industria del espectáculo y del entretenimiento que son los "Mass Media", de tal modo que, como en el Cine, existen géneros informativos en los cuales encorsetar cada noticia o suceso.
El martes acudo a una rueda de prensa de la enésima asociación de víctimas, que me vuelve a confirmar que éste es uno de los colectivos más desunidos y politizados.
El miércoles conduzco mi perplejidad hasta la Casa de América dónde un buen número de banqueros, políticos, jueces y empresarios se reunen al calor de la "Obra social" de La Caixa. Una pregunta me golpea la cabeza: ¿Qué clase de obra social es ésta?
Y por último, esta misma mañana empiezo en el Hotel Ritz. Un bonito y agradable sitio dónde, a pesar de ser un trabajador con pantalón de pana, siempre te abren la puerta del taxi con amabilidad. En tan selecto marco, María San Gil (PP vasco) dice que mejor solos que mal "pactados"... ¡acompañados!, quiero decir. Los jefes del PP, que han venido a arroparla con frecuentes aplausos (por iniciativa de Acebes casi siempre) tuercen el gesto sutílmente. A los cámaras nos dejan otra vez sin desayunar.
Muchas gracias.

El reportero perplejo

Miércoles, 24 de Enero de 2007
Saludos a todos y bienvenidos. ¿Por qué "reportero perplejo"? Evidentemente porque soy reportero gráfico de televisión y porque, participando de esa realidad alternativa que es la Información, me convertí en perplejo; de esto hace ya tiempo pero es ahora cuando he tomado conciencia de mí mismo... Más acertádamente descriptivo hubiera sido otro epíteto como "el asqueado", "el decepcionado", o simplemente "el inocente", que es el adjetivo más recurrente cuando surgen estas conversaciones. No obstante, ¿es inocente el crítico, el que siente la responsabilidad de dignificar el trabajo que desempeña? Más bien puede considerarse un bicho raro, no por criticar, que eso nos encanta a todos, sino por hacer su pequeña contribución a que la Ética siga teniendo significado en nuestra labor. Los conceptos filosóficos son difícilmente exigidos en revueltas o manifestaciones, naturalmente, pero abusamos de lo inmediato y lo concreto seguros y satisfechos de participar de una sociedad rica, más rica que justa. Es esa placidez de la irresponsabilidad que hace mucho tiempo que nos convirtió en consumidores y nos jubiló de la Ciudadanía. La información mediática o periodística, como la política, se ha convertido en un servicio más. Se estudia el "target", el público, se analizan sus gustos y prioridades, más que las necesidades, y se ofrece el producto acorde con el resultado. Por eso un oyente de la SER nunca oiría la COPE y viceversa. Inexplicablemente retroalimentamos el efecto ensalzando nuestra fidelidad o desprecio por determinados Medios, incluso, muchos llegan a definirse politicamente en función del Medio que consumen. Pienso que los Medios de comunicación se han convertido en la única industria al amparo de un derecho fundamental. A estas alturas del desarrollo de dicha industria está de más decir que lo "publicado" no es forzosamente sinónimo de verdadero, pero tal vez no lo esté tanto el enseñarlo en las escuelas.
Así pues soy una especie de traidor, un infiltrado que recopila los datos necesarios para destruir el modelo actual, con la utópica esperanza de disfrutar de una sociedad verdaderamente informada y crítica, y por tanto, libre.
Quiero que sea éste el diario de todo lo que no deberían ser los Medios y que, efectivamente, son; desde mi humilde punto de vista y armado exclusivamente con la ironía y algo de mala leche.
Muchas gracias.