lunes, 12 de noviembre de 2007

Asociación de víctimas del periodismo

Esta expresión, pues no existe tal asociación que yo sepa, la oí en una manifestación de la A.V.T. (asoc. víctimas del terrorismo) y me pareció muy aguda. Las víctimas somos los que ejercemos esta profesión (cámaras, redactores, técnicos, etc) que goza de un desprecio social generalizado. Es inevitable entender que esta afirmación no deja de ser una crítica al funcionamiento de los Medios. El periodismo tiene la credibilidad por los suelos, pero los directores, responsables y mandamáses, en general, siguen alimentando su ego y mirando para otro lado. No obstante, esto no justifica el que casi todos los días que sales a trabajar, tengas que discutir con gente a la que no conoces de nada y que se permite el lujo de juzgarte y ,en algunos casos, insultarte. Me canso de repetirlo, pero si tantas ganas tienen de protestar, ¿por qué no lo hacen de manera eficaz? Es muy fácil conseguir la dirección de un medio de comunicación, sea cual sea, e ir a protestar allí, dónde se toman las decisiones. Se pueden redactar cartas o e-mails, etc. Los trabajadores no somos un buzón de sugerencias o reclamaciones y merecemos respeto como tales, más allá de la empresa que te pague. ¿Iría alguien a insultar al contable de una oficina de REPSOL por sus sospechosos negocios en la Amazonia? ¿Insultarías al dependiente de una tienda de deportes porque NIKE utilizaba niños para coser sus balones? Pues todos tenemos derecho a trabajar.
Y digo esto, que podría repetir todos los meses, porque hoy hemos ido al Tanatorio de la M-30 y hemos sido una vez más objeto de agresión (verbal) y acoso. Los agresores, paradójicamente, eran las víctimas. Amigos y compañeros del joven fatalmente asesinado por los nazis han venido hasta nosotros para insultarnos a gritos y amenazarnos si continuábamos nuestro trabajo. Esta escena ha sucedido a metros de una entrada lateral, no intentábamos grabar familiares, ni ningún tipo de tragedia, sólo al redactor señalando el sitio dónde reposaba el joven antes de su entierro. Por supuesto, no nos hemos ido y al final, poniendo muchísima educación y paciencia de nuestra parte, se han ido. El motivo para el enfado era, principalmente y siempre según su criterio, el que se metiera en el mismo saco a asesino y asesinado, hablar de pelea entre bandas y no de asesinato. Apostaría algo a que una visión tan sesgada no la ha dado ningún medio, pero ya existe un inevitable prejuicio hacia la prensa y su tan traída pasión por el morbo que la envuelve en un aire de perversidad... ¡Y tampoco es para tanto! Pero yo, que me he visto en más de una, no he notado demasiadas diferencias entre sus insultos y los de los nazis. No se puede pedir respeto olvidándolo.
Gracias

1 comentario:

Kacho dijo...

Un gilipollas lo es siempre, se vista de lo que se vista. Lo que cuentas es algo de lo que todos nos quejamos. La gente se ha acostumbrado a ver que pegarle una hostia a un periodista, no tiene sanción ni castigo alguno. A veces, estar en la calle, te hace perder la fe en los demás. Qué pena que tanto imbécil no lea esta entrada, pero es necesario escribirla, así que, por la parte que me toca, gracias.